Luisa – Sólo de mí pueden esperar la verdadera paz

Nuestro Señor al Siervo de Dios Luisa Piccarreta el 14 de octubre de 1918:

El castigo más grande es el triunfo del mal. Continuando en mi estado habitual, lleno de amarguras y privaciones, al venir mi dulce Jesús me dijo:

Hija mía, los gobiernos sienten que les falta el suelo bajo los pies. Yo emplearé todos los medios para hacerlos rendirse, para hacerlos volver en sí y hacerles saber que sólo de Mí pueden esperar la paz verdadera y duradera. Por eso, ahora humillo a uno, ahora a otro; ahora los hago amigos, ahora enemigos. Haré todo tipo de cosas; haré que se les caigan los brazos; haré cosas imprevistas e inesperadas para confundirlos y hacerles comprender la inestabilidad de las cosas humanas y de ellos mismos; para hacerles comprender que sólo Dios es el Ser estable de quien pueden esperar todo bien y que si quieren la Justicia y la Paz, deben acudir a la Fuente de la verdadera Justicia y de la verdadera Paz. De lo contrario, no podrán hacer nada; continuarán luchando; y si parece que conseguirán la paz, ésta no será duradera y las peleas comenzarán de nuevo, con más fuerza. Hija mía, así como están las cosas ahora, sólo mi dedo omnipotente puede arreglarlas. En el momento oportuno lo pondré, pero se necesitan y ocurrirán grandes pruebas en el mundo. Por lo tanto, se necesita mucha paciencia.

Luego, con un tono más emotivo y doloroso, añadió:

Hija mía, el mayor castigo es el triunfo del mal. Se necesitan más purgas y con su triunfo el mal purgará mi Iglesia. Entonces los aplastaré y los dispersaré, como polvo en el viento. Por eso, no te turbes por los triunfos que escuchas, sino llora conmigo por su triste suerte.

 

Publicado en Luisa Piccarreta.