El alma sufriente

¿Alguna vez te has sentido así? 
 
Sentí que Jesús quería hablarme y yo no quería escuchar; lo rechacé. Luché tres días con Jesús, y muchas veces estaba tan exhausto que no tenía fuerzas para rechazarlo; y luego Jesús hablaba y hablaba, y yo, sacando fuerzas de su discurso, le decía: 'No quiero oír nada'. —Sierva de Dios Luisa Piccarreta, 16 de octubre de 1918
 
Al final, Luisa reconoció que la Divina Voluntad era su alimento, siempre, siempre, hacerlo. Si estamos molestos con Dios porque nuestro sufrimiento parece injusto, entonces dile cómo te sientes, tal como Jesús habló francamente con el Padre en Getsemaní ... pero luego, escucha al Padre, acepta tu cruz si Él no la quita, y date cuenta que Jesús no prometió una vida sin sufrimiento. Más bien, prometió darnos la fuerza que necesitamos para soportarlo, un día a la vez: "Puedo hacer todas las cosas en Cristo que me fortalece" escribió San Pablo.[ 1 ]Phil 4: 13 La cruz que Dios nos da es en realidad el camino hacia nuestra santificación, y si la aceptamos, nunca nos arrepentiremos de las recompensas eternas que cosecharemos por lo que equivaldrá a una aflicción relativamente “momentánea”.[ 2 ]cf. 2 Corintios 4:17
 
Cuando nos rendimos a la voluntad difícil e incluso desconcertante de Dios, ahí radica la fuerza de la que habló San Pablo, una fuerza que de hecho da al alma que sufre verdadera alegría y verdadera paz. Es solo que pocos perseveran o se humillan lo suficiente para descubrirlo ...

—Mark Mallet, lapalabraahora.com

Versión para imprimir, PDF y correo electrónico

Notas a pie de página

Notas a pie de página

1 Phil 4: 13
2 cf. 2 Corintios 4:17
Publicado en De nuestros colaboradores, Mensajes.