

Queridos hijos, gracias por estar aquí en oración; dobla tus rodillas. Estoy aquí para darte la bienvenida a mi corazón y tomar tus manos. Hijos míos, no tengan miedo ni se inquieten por lo que sucederá, pero créanme, no les faltará nada si invocan a Jesús. Él será tu provisión, será calor en la escarcha, será luz en la oscuridad, seguirá siendo tu alimento y satisfará tu sed porque todo está en Él. Amados míos, no pierdan el tiempo; acérquese a la fe con el corazón abierto. No estoy aquí para asustar, sino para advertirles: los tiempos que se avecinan serán más oscuros que los que están viviendo ahora, pero si no encienden la llama de la fe, sólo sentirán desesperación y tormento en sus corazones. Hijos, los llamo a la redención: cuanto mayor sea su sufrimiento, más fuerte volverán a levantarse. Quiero que todos se salven. Toma la espada del amor y Dios hará justicia. Ahora los dejo con mi bendición maternal en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Publicado en gisella cardia, Mensajes.