Luisa – Debe producirse un alboroto general

“Anticristo” no significa lo opuesto a Cristo sino un falsificación De ahí el peligro de los engaños de los anticristos que han aparecido a lo largo de los siglos. Satanás tuerce las cosas de Dios para engañar.

En el mensaje que sigue, Jesús dice cuán necesario es construir el Reino de Su voluntad derribando primero las estructuras pecaminosas que el hombre ha construido. La contraparte de esta acción divina es la llamada “Gran reinicio” que están implementando el Foro Económico Mundial y las Naciones Unidas. La Agenda 2030 y el concepto de “reconstruir mejor” tienen que ver, en última instancia, con derribando las cosas de Dios para construir el reino del hombre, de Satanás. Por eso, ahora estamos viviendo la “confrontación final" entre estos dos reinos opuestos (ver Choque de los reinos).

Nuestro Señor Jesús al Siervo de Dios Luisa Piccarreta el 24 de abril de 1927:

¡Ah!, hija mía, cosas graves deben suceder. Para reordenar un reino, una casa, primero se produce un alboroto general y muchas cosas perecen, unas pierden, otras ganan. En suma, hay caos, se lucha más y se sufren muchas cosas para reordenar, renovar y dar una nueva forma al reino, o a la casa. Hay más sufrimiento y más trabajo que hacer si se debe destruir para reconstruir, que si sólo se debe construir. Lo mismo sucederá para reconstruir el Reino de mi Voluntad. ¡Cuántas innovaciones se deben hacer! Es necesario trastornar todo, derribar y destruir a los seres humanos, trastornar la tierra, el mar, el aire, el viento, el agua, el fuego, para que todos se pongan a trabajar para renovar la faz de la tierra, para llevar el orden del nuevo Reino de mi Divina Voluntad en medio de las criaturas. Por eso sucederán muchas cosas graves y al ver esto, si miro el caos, me siento afligido; pero si miro más allá, al ver el orden y Mi nuevo Reino reconstruido, paso de una profunda tristeza a una alegría tan grande que no podéis comprender. He aquí la razón por la que Me veis ahora triste y ahora con la alegría de Mi Patria Celestial.

Me sentí triste por este alboroto del que me había hablado Jesús; aquellas cosas graves eran aterradoras; oía tumultos, revoluciones y guerras en varios lugares. ¡Oh, cómo gemía mi pobre corazón! Y Jesús, para animarme, me tomó en sus brazos, me estrechó fuertemente contra su santísimo Corazón y me dijo:

Hija mía, miremos más allá, para que podamos alegrarnos. Quiero que las cosas vuelvan a ser como en el principio de la Creación, que no fue otra cosa que un derroche de amor; y aún dura, porque todo lo que hacemos una vez, lo hacemos siempre, nunca se interrumpe…

 

 

Publicado en Luisa Piccarreta.