Luisa - Obedecen a los gobiernos, pero no a mí

Nuestro Señor al Siervo de Dios Luisa Piccarreta el 25 de mayo de 1915:

“Hija mía, el castigo es grandioso. Sin embargo, la gente no se mueve; más bien, permanecen casi indiferentes, como si tuvieran que estar presentes en una escena trágica, no en una realidad. En lugar de venir todos como uno a llorar a mis pies, implorando misericordia y perdón, están, en cambio, atentos a escuchar lo que está pasando [p.ej. en las noticias]. ¡Ay, hija mía, qué grande es la perfidia humana! Mira lo obedientes que son a los gobiernos: sacerdotes y laicos no exigen nada, no rechazan los sacrificios [para ellos], y deben estar dispuestos a dar su propia vida [para el gobierno]… Ah, sólo para Mí no hay obediencia ni sacrificios. Y si algo hacen, son más pretensiones e intereses. Esto, porque el gobierno recurre a la fuerza. Pero como hago uso del Amor, este Amor es despreciado por las criaturas; ¡permanecen indiferentes como si yo no mereciera nada de ellos! "

Mientras decía esto, rompió a llorar. ¡Qué cruel tormento ver a Jesús llorar! Luego continuó: “La sangre y el fuego purificarán todo y restaurarán al hombre arrepentido. Y cuanto más se demore, más sangre se derramará, y la carnicería será tal como el hombre nunca ha contemplado ". Al decir esto, mostró la carnicería humana ... ¡Qué tormento vivir en estos tiempos! Pero que se haga siempre el Querer Divino. —Libro de los cielos, volumen 11


 

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