Luz – Adorad a mi Divino Hijo y preparaos a la Divina Misericordia.

La Santísima Virgen María para Luz de María de Bonilla el 9 de abril de 2023, Domingo de Pascua:

Amados hijos de mi Inmaculado Corazón, permaneced dentro de mi Corazón.

Todo ser humano ha sido librado de la muerte provocada por el pecado y resucitado para tener la oportunidad de alcanzar la vida eterna por su libre albedrío. Este es el día de la luz perenne en que los hijos de Dios, seguros de que la fe no es en vano, se esfuerzan por vivir y obrar en la Divina Voluntad, aspirando a la vida eterna. Como Madre, quiero que gocéis de la vida eterna, por eso, cada día de esta Semana Santa, os he dado las armas para ser mejores hijos de la Santísima Trinidad y para convivir con vuestros hermanos, porque sin amor no eres nada. (13 Co 1, 3-XNUMX)

Como hijos de mi Divino Hijo, veis brillar la luz divina, y en este momento debéis acoger la oportunidad de ser mejores de lo que sois todos. Las gracias se derraman en este tiempo, que cada uno de vosotros debéis vivir al máximo, conmemorando los cuarenta días que mi Divino Hijo pasó con sus discípulos y en otros encargos del Padre, antes de ascender al cielo.

¡Oh, dichosos días de amor, alegría e instrucción divina para Sus discípulos!

¡Oh, alegría infinita que Dios supo dar a esta Madre ya sus amados discípulos para que pasaran de ser sus discípulos a ser sus amados apóstoles, con tal fe que estuvieran dispuestos a dar la vida por su Jesús! 

¡Oh, alegría eterna que mis hijos pueden experimentar en sus corazones, con tanta fe que creen sin ver!

¡Oh divinas pruebas con que la Resurrección de mi Divino Hijo trae esperanza a sus hijos! amor que debe impregnar a todo ser humano para que se entregue al prójimo; la gran ley del amor a Dios sobre todas las cosas y al hermano y a la hermana, en quienes se encuentra mi Hijo.

Mis hijos no tienen una buena comprensión de amar al prójimo porque no se han hecho espirituales, no han entrado en fusión con mi Divino Hijo para pedirle que les dé un corazón tierno, un corazón de carne que les permita ponerse en el lugar de su hermano o hermana y así poder comenzar a disponerse a ayudar a su prójimo sin esperar nada; entregarse al prójimo para facilitarles el camino; decir “yo puedo” cuando se trata de su prójimo; dejar de lado los intereses personales para, a veces, ser el “Simón de Cirene” de su hermano, y al mismo tiempo ser personas dispuestas, dedicadas, solidarias y que siempre dan el primer paso antes de que su hermano o hermana les pida ellos para hacerlo.

Hijitos, cada uno tiene una balanza en cuanto a lo que cree que es el amor a sus hermanos, pero esa balanza siempre se inclina hacia ustedes, mientras que con el amor divino es al revés. En cuanto a la medida del amor, también debéis saber cuándo daros al hermano oa la hermana, sabiendo cuándo la entrega viene de mi Hijo y cuándo es un capricho o un deseo humano. ¿Cómo lo disciernes? Si sois criaturas de oración, el Espíritu Santo estará dispuesto para que podáis discernir.

Adorad a mi Divino Hijo y preparaos para la Divina Misericordia. Te bendigo, te amo.

Madre María

Dios te salve María, pura, concebida sin pecado

Dios te salve María, pura, concebida sin pecado

Dios te salve María, pura, concebida sin pecado

Comentario de Luz de María

Hermanos y hermanas:

¡Aleluya, aleluya!

Los suyos ya lo han visto resucitado.

Alabemos al Señor: Él está en nosotros.

Cantemos un cántico nuevo;

a Él es dada la gloria por el bien de todos.

 

¡Que toda la creación lo alabe! El es poder,

Está sentado a la diestra del Padre.

El vendrá a saciar mi sed.

Mi alma lo reclama: Él es su Salvador.

Mis labios lo confiesan de corazón:

No puedo negar el amor y la esperanza.

 

En todo momento te pido Señor.

En la noche, mi ser teme separarse de Ti:

deja que mi sueño sea tu descanso

y que no me aleje del rostro de mi Amado.

Mi alma tiene sed de Ti, mi Salvador.

 

A tu sombra viviré: no temeré más.

Estás dentro de mí: ya no hay nadie que nos separe.

Ve en esta alma un templo para Ti,

que cada paso mío sea una ofrenda para Ti.

Amén.

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Publicado en Luz de María de Bonilla.