Queridos hijos, los enemigos de Dios actuarán cada vez más para silenciarlos. Ustedes que son del Señor, proclamen la verdad. Mi Jesús necesita hombres y mujeres valientes para que, como Juan Bautista, proclamen el Evangelio y defiendan Su Iglesia. No cruces los brazos. Serás expulsado por amar y defender la verdad. ¡Coraje! Tu recompensa está en el Señor. Rezar. Busque la fuerza en la Eucaristía y sea testigo de su fe en todas partes. Soy tu Madre Dolorosa y sufro por lo que te llega. ¡Adelante! Te amo y siempre estaré contigo. Este es el mensaje que os doy hoy en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reunirlos aquí una vez más. Te bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Estar en paz.