Simona - ¡Cuán grande es el amor de Dios!

Nuestra Señora del Zaro recibió a Simona el 26 de octubre de 2021:

Vi a mamá: estaba toda vestida de blanco, sobre sus hombros llevaba un manto blanco que también le cubría la cabeza y se abrochaba en el cuello con un alfiler. Madre tenía un cinturón dorado alrededor de su cintura, sus pies estaban descalzos y colocados en el mundo. La Madre tenía los brazos extendidos en señal de bienvenida y en su mano derecha un santo rosario largo. Alabado sea Jesucristo ...
 
Cuán grande es el amor de Dios por sus hijos; cuán inmensa es su misericordia para con los que le temen. [ 1 ]En teología, “temer” a Dios no es tenerle miedo, sino tenerlo en temor y reverencia de tal manera que uno no quiera ofenderlo. En definitiva, el “temor del Señor”, uno de los siete dones del Espíritu Santo, es fruto del amor genuino por nuestro Creador. Si abrieran sus corazones, hijos míos, y se dejaran inundar por el amor y la gracia del Señor, sus ojos se secarían de toda lágrima, sus corazones se inundarían de amor y sus almas encontrarían la paz. Hijos míos, estarían envueltos en toda gracia y bendición, si comprendieran cuán grande es el amor de Dios por cada uno de ustedes, si lo entendieran.
 
He aquí, hijos míos, todavía les pido oración, oración por mi amada Iglesia: un grave peligro se cierne sobre ella. Ore, ore por el Vicario de Cristo, para que tome las decisiones correctas; reza por mis hijos amados y escogidos [sacerdotes]. Hijos míos, sus oraciones son como agua que apaga la sed de una tierra reseca; cuanto más reces, más se vigorizará y florecerá la tierra, pero la tuya debe ser una oración constante y hecha con el corazón para que pueda hacer que la tierra brote y florezca. Hija, reza conmigo.
 
Recé con la Madre por la Santa Iglesia y por el futuro de este mundo, por todos aquellos que se han confiado a mis oraciones, luego la Madre reanudó.
 
Los amo, hijos míos, los amo y quiero verlos a todos salvos, pero esto depende de ustedes: fortalezcan su oración con los santos sacramentos, arrodíllense ante el Santísimo Sacramento del altar.
 
Ahora te doy mi santa bendición.
 
Gracias por haberme apresurado.
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Notas a pie de página

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1 En teología, “temer” a Dios no es tenerle miedo, sino tenerlo en temor y reverencia de tal manera que uno no quiera ofenderlo. En definitiva, el “temor del Señor”, uno de los siete dones del Espíritu Santo, es fruto del amor genuino por nuestro Creador.
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