“Tu única Madre” a
el 20 de julio de 2022:
Queridos hijos, les pido nuevamente que oren a mi Hijo por todos sus hermanos y hermanas incrédulos. No pueden imaginar cuán grandes son los sufrimientos del infierno, [donde] mi Hijo y yo ya no podríamos intervenir ante el Padre por ellos. Créanme, hijos míos, en estos últimos tiempos mi mayor sufrimiento es precisamente el de no poder interceder por su salvación [una vez en el Infierno]. Vosotras, madres, comprendéis cuánto sufro; ayúdame con ayunos y oraciones, y así podremos librar a tantos de tus seres queridos [es decir, que aún viven] de las penas eternas. Lamentablemente, no tendremos mucho más tiempo a nuestra disposición: el Padre Eterno está a punto de decidir sobre el regreso de Jesús y yo a tu tierra y por desgracia, muchos no creyentes ya no tendrán tiempo para una conversión sincera. Sus corazones están herméticamente cerrados. y sólo vuestras oraciones y ofrendas pueden ayudarlos a abrir sus corazones herméticamente cerrados. Amados hijos, me encomiendo a vosotros porque sé que puedo contar con vuestra ayuda. Volveremos a vosotros, porque los tiempos se están cumpliendo. Sabéis muy bien que puede haber muchas conversiones a través de vuestras ofrendas y sacrificios. Hijos míos, escúchenme: actúen con rapidez y podremos regocijarnos juntos por tantos [mis] hijos que volverán a Aquel que los ha llamado a la verdadera alegría. Te bendigo y te abrazo.
“María, Madre y Reina” el 27 de julio de 2022:
Hijitos míos muy amados, orad, orad mucho y con frecuencia; date cuenta de que tus tiempos se acortan mientras que tus oraciones disminuyen demasiado. Quiero exhortarlos a poner la oración en primer lugar, de lo contrario, se arrepentirán de no poder hacerlo más y terminarán sus días con el terror de no tener más el tiempo precioso que disfrutan en este momento. Os exhorto a que os encomendéis cada vez más a vuestro Padre ahora que vuestros días son tranquilos. Vendrán días, pronto, en los que no podrás disfrutar de la libertad que disfrutas ahora. Os exhorto cada vez más a la oración diaria: sólo así podréis acortar los tiempos negativos que estáis viviendo. Mi Hijo ya no ocupa el primer lugar en vuestros corazones, y el Padre pronto tomará otras medidas para devolver a Jesús al primer lugar en vuestros corazones. Hijitos, oro por vosotros y especialmente por mis hijos incrédulos que no sabrán cómo afrontar los tiempos oscuros que se avecinan. Sólo la oración al Hijo de Dios podrá llenar vuestros corazones de la alegría que os preparará para el encuentro con Dios. Hijitos, yo estoy con vosotros; encomiéndame a tus hermanos y hermanas incrédulos y Yo llenaré sus corazones con el amor de mi Hijo. Los amo, hijos míos; escucha mis palabras y hazlas tuyas. No te dejaré solo. Te amo, te bendigo y te protejo.
