Jennifer – Cuando ves la señal de Jerusalén

Hija Mía, les digo a Mis hijos: cuando vean la señal que sale de Jerusalén, sepan que Mi Iglesia ha entrado en Mi Pasión. Cuando parece que todo buen y fiel sacerdote, cardenal y obispo ha sido despojado de sus vestiduras (sus clérigos removidos por su voluntad de defender las verdaderas enseñanzas de Mi Iglesia), ellos también son víctimas de Mi Pasión. Hijos míos, el mal se ha acelerado en todo este mundo.

No soy un Dios de símbolos sino un Dios que mediante grandes actos de amor y misericordia envía señales para advertir a Mis hijos, para animar a Mi pueblo que Yo estoy presente en todas las cosas. Hijos míos, el arco iris no es un símbolo de orgullo; es una señal enviada por Mi Padre de que no castigará a la humanidad inundando la tierra con agua [otra vez]. Es hora de prestar atención a las señales que te rodean. Es tiempo de sentarse en silencio ante el pesebre, esperando la celebración de Mi nacimiento. Es allí, en silencio, donde oiréis Mi voz y entenderéis la misión a la que habéis sido enviados. 

Venid, hijos Míos, y no permitáis que el mundo obstaculice Mis planes para vosotros. Reparad vuestras relaciones rotas con vuestra familia y orad a Mi Santísima Familia por la gracia de sanar lo que ha sido herido. 

Veo vuestros corazones, hijos Míos, porque la verdad de lo que hay en vuestro corazón nunca podrá ser ocultada a Mí. Hay muchos edificios que cantan himnos de alabanza pero sólo hay una Iglesia verdadera donde Mi presencia está y permanecerá siempre. Ninguna fuerza del mal puede obstruir esto porque Mi pasión, muerte y resurrección residen en cada sagrario del mundo plenamente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Se ha obtenido la salvación para la humanidad. 

Hijos míos, venid a Mí en el Santísimo Sacramento. Es allí donde sois como los Reyes Magos que vienen a adorar al Rey, porque Yo soy Jesús y Mi misericordia y mi justicia prevalecerán.