Luisa - Las obras del espíritu interior

En mensaje anual a Mirjana de Medjugorje, muchos pueden haber estado esperando fuegos artificiales, dados los otros mensajes de Nuestra Señora alrededor del mundo a esta hora que esencialmente el "Tiempos del juicio" ha llegado.[ 1 ]p.ej. esta página y esta página y esta página y esta página

Sin embargo, el corazón mismo del mensaje de Medjugorje ha sido siempre la necesidad de desarrollar la vida interior, una profunda relación personal con Jesús para que uno se transforme cada vez más en la “sal” y la “luz” de Cristo. Esto se logra especialmente a través de la recepción frecuente de la Eucaristía, la confesión regular, la meditación en la Palabra de Dios, el ayuno y la constante “oración del corazón”. Los "Triunfo del Inmaculado Corazón“, Que es central en las apariciones de Nuestra Señora allí, se trata precisamente del triunfo de la Divina Voluntad para que se cumplan definitivamente las palabras del Padre Nuestro: “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. El juego final no es simplemente "salvar el propio pellejo", sino que el plan de la creación, establecido al principio de los tiempos, se cumpliría, un plan que involucra no solo la salvación de la humanidad caída, sino también su santificación y de ahí la liberación de toda la creación. 

… Una creación en la que Dios y el hombre, el hombre y la mujer, la humanidad y la naturaleza están en armonía, en diálogo, en comunión. Este plan, trastornado por el pecado, fue asumido de manera más maravillosa por Cristo, que lo está llevando a cabo misteriosa pero eficazmente en la realidad presente, en la expectativa de llevarlo a cabo ... - PAPA JUAN PABLO II, Audiencia general, 14 de febrero de 2001

Nuestro Señor mismo plantó la semilla de cómo esto era posible en el mismo Evangelio:

Yo soy la vid, ustedes son las ramas. El que permanece en mí y yo en él dará mucho fruto, porque sin mí nada podéis hacer… Permaneced en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo. (Juan 15: 5, 9-11)

En este momento de crisis, nuestro mundo no necesita palabras más impotentes e impotentes. Lo que necesita, de hecho espera, es para que los hijos e hijas de Dios brillar con la luz interior de la vida divina de Dios. Solo así nuestras palabras tendrán el poder de mover almas y traer el fin de la noche de este mundo. 

El hombre moderno escucha con más gusto a los testigos que a los maestros, y si escucha a los maestros es porque son testigos ... Este siglo está sediento de autenticidad ... El mundo que, paradójicamente, a pesar de innumerables signos de la negación de Dios, busca sin embargo para Él de maneras inesperadas y experimentando dolorosamente la necesidad de Él: el mundo está pidiendo a los evangelizadores que le hablen de un Dios a quien los evangelistas mismos deberían conocer y familiarizar como si pudieran ver lo invisible. El mundo nos pide y espera de nosotros sencillez de vida, espíritu de oración, caridad hacia todos, especialmente hacia los humildes y pobres, obediencia y humildad, desprendimiento y abnegación. Sin esta marca de santidad, nuestra palabra tendrá dificultades para tocar el corazón del hombre moderno. Corre el riesgo de ser vanidoso y estéril. PAPA PABLO VI evangeli nuntiandi, Evangelización en el mundo moderno, norte. 41, 70; vaticano.va

En las personas, Cristo debe destruir la noche del pecado mortal con el amanecer de la gracia recuperado. En las familias, la noche de la indiferencia y el frescor debe dar paso al sol del amor. En las fábricas, en las ciudades, en las naciones, en las tierras de la incomprensión y el odio, la noche debe brillar como el día, nox sicut muere illuminabitur, y la lucha cesará y habrá paz. —PAPA PIUX XII, Urbi y orbi dirección, 2 de marzo de 1957; vaticano.va


Nuestro Señor al Siervo de Dios Luisa Piccarreta el 18 de noviembre de 1906:

Como estaba en mi estado habitual, solo vi una sombra del bendito Jesús, y solo me dijo: “Hija mía, si un alimento pudiera separarse de su sustancia y alguien se lo comiera, no serviría de nada, o más bien, serviría para hincharle el estómago. Tales son las obras sin espíritu interior y sin recta intención: vaciadas de sustancia divina, no sirven para nada y sólo sirven para hinchar la persona; por tanto, recibe más mal que bien. -Volumen, 7


 

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