Paralizado por el miedo

De una homilía que hoy es más importante que nunca… Pronunciada por el Papa Benedicto XVI el 20 de agosto de 2011 con motivo de la 26ª Jornada Mundial de la Juventud:

 

¿Cómo puede un joven ser fiel a la fe y seguir aspirando a altos ideales en la sociedad actual? En el Evangelio que acabamos de escuchar, Jesús nos da una respuesta a esta pregunta urgente: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor” (Jn 15: 9).

Sí, queridos amigos, Dios nos ama. Esta es la gran verdad de nuestra vida; es lo que hace que todo lo demás tenga sentido. No somos producto de la casualidad ciega o del absurdo; en cambio, nuestra vida se origina como parte de un plan amoroso de Dios. Permanecer en su amor significa, pues, vivir una vida arraigada en la fe, ya que la fe es más que la mera aceptación de ciertas verdades abstractas: es una relación íntima con Cristo, que nos permite abrir el corazón a este misterio de amor y vivir como hombres y mujeres conscientes de ser amados por Dios.

Si permaneces en el amor de Cristo, arraigado en la fe, encontrarás, incluso en medio de contratiempos y sufrimientos, la fuente de la verdadera felicidad y alegría. La fe no va en contra de sus ideales más elevados; al contrario, eleva y perfecciona esos ideales. Queridos jóvenes, no se contenten con nada menos que la Verdad y el Amor, no se contenten con nada menos que Cristo.

Hoy en día, aunque la cultura dominante del relativismo a nuestro alrededor ha renunciado a la búsqueda de la verdad, aunque sea la máxima aspiración del espíritu humano, debemos hablar con valentía y humildad del significado universal de Cristo como Salvador de Dios. humanidad y fuente de esperanza para nuestras vidas. Aquel que asumió nuestras aflicciones, conoce bien el misterio del sufrimiento humano y manifiesta su presencia amorosa en los que sufren. Ellos a su vez, unidos a la pasión de Cristo, comparten estrechamente su obra redentora. Además, nuestra atención desinteresada hacia los enfermos y los olvidados será siempre un testimonio humilde y cálido de la mirada compasiva de Dios.

Queridos amigos, que ninguna adversidad los paralice. No tengas miedo ni del mundo, ni del futuro, ni de tu debilidad. El Señor os ha permitido vivir este momento de la historia para que, por vuestra fe, su nombre siga resonando en todo el mundo. —Viaje Apostólico a Madrid, España, en la Vigilia de Oración con los Jóvenes; vaticano.va

 

Si “el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18), 
el miedo expulsa al amor perfecto. 
Sé el amor que echa fuera el miedo. 

 

Lectura relacionada

Al comienzo de mi apostolado de escritura, creé una categoría llamada “Paralizado por el miedo“, una serie de escritos particularmente para la hora que ahora estamos viviendo. Puedes hojear esos escritos esta página. —mm

Versión para imprimir, PDF y correo electrónico
Publicado en De nuestros colaboradores, Mensajes.