Valeria Copponi - He venido a consolarte

Nuestra señora a Valeria Copponi Abril 8, 2020:
 

He venido a consolarte. Mis queridos hijos, nunca como ahora han estado todos en el mayor desánimo. Sé sereno, porque el que está cerca de nosotros es preservado de toda calamidad. [ver comentario a continuación]. Te amo e incluso en el dolor quiero calmar tus corazones. Jesús y yo estamos más cerca de ti que nunca y queremos que nos sigas a nosotros y a la Palabra del Padre que cura cada herida. Estas son las agonías finales de Satanás y él te está atormentando como puede. Repito: sigue y respeta las leyes de Dios si quieres vivir en paz. Hijos míos, su tierra ha sido invadida por espíritus malignos: si no rezan y se confían totalmente a nosotros, no podrán salir de esta terrible prueba. En este momento, si se demostraron a ustedes mismos, en primer lugar, que Dios es Amor, vivirían esta oscuridad con más luz en sus corazones. Dios es amor, nunca lo olvides, y él no dejará a sus hijos en manos de Satanás. Te repito, no temas, ya que el cielo y la tierra pasarán, pero la Palabra y el amor de Dios nunca pasarán. Ora, abre tus corazones, pregunta a tu Padre con la certeza de ser escuchado. Estoy contigo, te amo y no abandonaré ni al niño más desobediente. Ofrezca sus sufrimientos por sus hermanos y hermanas que no creen, y que por esta misma razón morirán de miedo y angustia. Se acerca la Pascua y te enseña que Jesús ha vencido la muerte. Serán conquistadores si se entregan a Él completamente. Ánimo, hijos míos.

 

Comentario: Esto plantea la misma pregunta sobre cómo interpretar las palabras de Jesús a sus seguidores en Lucas 21:18 que "Ni un cabello de tu cabeza perecerá", cuando muchos de ellos fueron martirizados. Pero la muerte, en sí misma, no es necesariamente una calamidad; para los fieles es un recompensar ya que conduce a la visión beatífica en el cielo.
 
Ninguna devoción actúa como un hechizo mágico, anulando nuestro libre albedrío. En cambio, actúan como canales de gracia que nos ayudan a someternos a la Voluntad de Dios y así disfrutar de los muchos beneficios y efectos que solo la gracia de Dios otorga. Las promesas de protección física debidas a prácticas espirituales, que se encuentran en la revelación privada, deben tomarse muy en serio, pero no deben tratarse como garantías absolutas o, peor aún, como dispensaciones de lo que es infinitamente más importante que la protección física; es decir, una entrega amorosa a la Voluntad de Dios en todas las cosas, en todo momento, pase lo que pase; sabiendo que en esta Santa Voluntad sólo se encuentra el amor perfecto, para nuestro bien.
 
Versión para imprimir, PDF y correo electrónico
Publicado en Mensajes, Nuestra señorita, Valeria Copponi.