Valeria – Si no abandonas la oración…

“María, la Madre Sufriente” a Valeria Copponi el 29 de marzo de 2023:

Hija mía, sabes muy bien cuánto sufrimiento tendré que afrontar en estos días venideros. [ 1 ]Ya que Nuestra Señora disfruta de la visión beatífica y la bienaventuranza de la eternidad, su “sufrimiento” es uno de amor y compasión que, sin embargo, no le resta valor a su gozo eterno. Es, más bien, una identificación con sus hijos exiliados y nuestros lágrimas a través de las cuales lleva nuestras cargas y sufrimientos, por su maternal intercesión, a su Hijo, Jesús. Me ofrezco a mi Hijo y su Padre por todos vosotros, especialmente por aquellos hijos míos que han perdido la fe.
 
Os pido, amados míos, orar y ofrecer sacrificios en estos tiempos de Cuaresma por los sacerdotes que sufren porque ya no sienten la presencia personal del Espíritu Santo sobre ellos. Por favor, mis muy amados hijitos, ofrezcan oración y sufrimiento en esta Cuaresma por todos mis hijos que son sacerdotes, para que vuelvan a encontrar la presencia de Jesús junto a ellos día y noche. Muchos de ellos se han distanciado espiritualmente porque ustedes, hijos míos, no oran a Jesús y al Espíritu Santo por ellos. Os suplico, sed conscientes de que vuestras oraciones harán que el Espíritu Santo vuelva a reinar sobre los consagrados.
 
Son tiempos difíciles para ti, pero si no abandonas la oración, pronto verás la gloria de Dios sobre todo su pueblo. Muchos de vuestros hermanos y hermanas volverán a la iglesia, sobre todo para reconciliarse con Dios. Cuento mucho con vosotros y mi Hijo os dará la fuerza para afrontar estos últimos tiempos difíciles. Sé consciente de los tiempos en los que estás viviendo; la mayoría de mis hijos, especialmente los más pequeños, están lejos de Dios, pero Jesús aprecia mucho vuestras oraciones, ya que ama a sus hijos lejanos y desea que cada uno de ellos vuelva a amar y bendecir a Jesús y al Padre Eterno.
Las quiero.
 
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Notas a pie de página

Notas a pie de página

1 Ya que Nuestra Señora disfruta de la visión beatífica y la bienaventuranza de la eternidad, su “sufrimiento” es uno de amor y compasión que, sin embargo, no le resta valor a su gozo eterno. Es, más bien, una identificación con sus hijos exiliados y nuestros lágrimas a través de las cuales lleva nuestras cargas y sufrimientos, por su maternal intercesión, a su Hijo, Jesús.
Publicado en Mensajes, Valeria Copponi.