Luz – El Amor es la Mayor Realidad…

La Santísima Virgen María para Luz de María de Bonilla el 6 de abril de 2023:

Amados hijos de mi Corazón Inmaculado, el Amor Divino muestra Su obediencia. Este es el día de la gran lección sobre el amor al prójimo: un amor experiencial, un amor que nace en las acciones hacia los demás, un amor que no se detiene en darse a los necesitados, un amor que mis hijos encarnan en sí mismos en para trabajar y actuar a semejanza de mi Hijo.

¿Quién rechazará el amor a los necesitados, el amor que ayuda, que sale al encuentro, que alivia el dolor, que se da por el hermano y lo ayuda a llevar su cruz diaria, el amor que dice “sí” cuando está en su interior? alcanza y comparte palabras de ayuda, de cercanía, de fraternidad?

Con su “Sí” al Padre, mi Divino Hijo se entregó por los pecados de la humanidad y los llevó. Es un gran misterio de amor el que se conmemora este Jueves Santo. Sin importar a quién, cómo ni cuándo, el amor es la realidad más grande en medio de las cruces de cada uno de mis hijos. En el lavatorio de los pies, mi Divino Hijo os muestra lo que es hacerse pequeños para que vuestros seres queridos sean entonces testimonios vivos del Amor Divino.

Amados hijos, mi Divino Hijo os da el testimonio de su amor, un amor de renuncia. El ser humano debe renunciar a lo que quiere, a sus preferencias. Quien renuncia a sus gustos y deseos humanos entra en la plenitud del amor: cuanto más te entregas a tus hermanos y hermanas, más grande eres. El amor que enseña mi Divino Hijo es el amor de compartir y de ayudar al hermano a llevar su cruz cuando es demasiado pesada; es amar al prójimo en todo momento y más aún cuando sufre.

Amor significa libertad para que el prójimo elija y diga cuándo parar, cuándo desea ayuda o el amor que se le ofrece. ¡Por eso orad, hijos míos! Llegará el momento en que el corazón de piedra se romperá, y el amor.

Amados hijos de mi Corazón, mi Divino Hijo se entrega a sus amados apóstoles, dando así nacimiento a la institución del Santo Sacerdocio, como recuerdo de su expiación, no sólo por los apóstoles, sino para que en este tiempo presente cada uno de Sus hijos pueden participar en esta memorable Santa Cena. Partiendo el pan, lo bendijo y se lo dio a sus apóstoles y les dijo: “Tomad, comed, esto es mi cuerpo”. Luego tomó la copa con el vino, la bendijo y se la dio a sus apóstoles, diciéndoles: “Esto es en memoria de mi sangre, que es derramada para remisión de vuestros pecados”. (cf. Mt 26, 26-28)

Amados hijos, esta Santa Cena se celebra con grandísima solemnidad por el sacramento de la Eucaristía, pero al mismo tiempo con sentimientos de tristeza por el encarcelamiento de mi Divino Hijo. ¿Qué le dice una madre a su hijo antes de irse?

Nos miramos a los ojos y nos hablamos sin palabras. Fundidos en la Voluntad del Padre, nuestros corazones se abrazan y, más que en ningún otro momento, se hacen uno. Abrazamos y vivimos acontecimientos en el espacio de un momento que durará hasta el final de los tiempos. Con ese abrazo, las almas se animarán en sus momentos de sufrimiento, de alegría, de esperanza, de caridad y de fe. Nada queda sin fruto. Mi bendición a mi Divino Hijo debe ser repetida por las madres a sus hijos, y mi bendición lleva, al mismo tiempo, la bendición de José, Su padre putativo.

Mi Divino Hijo parte, pero no estoy solo: voy místicamente con Él. Participo de su entrega para que, más tarde, Él me entregue a la humanidad, convirtiéndose así en Madre de la humanidad.

Amados hijos, cumplid el cuarto Mandamiento; Padres, amad a vuestros hijos. Tened presente la ley del amor: amaos los unos a los otros como yo os he amado (Jn.13-34).

Los llevo en mi Corazón maternal. 

Madre María

Dios te salve María, pura, concebida sin pecado

Dios te salve María, pura, concebida sin pecado

Dios te salve María, pura, concebida sin pecado

Comentario de Luz de María

Hermanos y hermanas, unidos en el amor infinito, oremos con el corazón:

Madre valiente,

humilde como una pequeña flor del campo,

te escondes dentro de ti

la rosa favorita del Padre,

a quien ha mirado

para cumplir Su Voluntad por amor.

Hoy los acompaño en cada momento;

pareces estar lejos de tu Hijo, 

pero tu estas mas cerca

de lo que cualquier criatura puede imaginar,

ya que vivís fusionados con Él en un solo corazón. 

Corredentora, Madre Dolorosa,

Tu sufrimiento me hace desmayar.

me miraste,

entregando al que diste a luz.

¡Cómo podría no amarte!

¡Cómo no agradecerte!

¿Cómo no voy a alabarte,

si has dado a tu Santísimo Hijo

para que yo pueda ser libre!

Sé bien que no hay hijo sin madre;

Santísimo Corazón, Virgen purísima, Elegida del Padre, 

Quiero estar a tu lado,

no para que me estreches contra tu pecho,

sino estrecharte a la mía,

que, aunque indigno de ti,

te reconoce como Reina. 

Hoy deseo ser aquel por quien esperas

para hacerte compañía,

el que se acerca a tu Hijo en arrepentimiento

y lo reconoce como Señor y Dueño de su vida.

Como tú lo amas, ayúdame a amarlo, 

para que yo no sea el torturador

que azota a tu amado Hijo.

Dame tu amor para amarlo,

dame tus manos para limpiar Su Divino Rostro,

Dame, Madre, tus ojos para ver como Él ve, 

dame tu fe para no negarlo más. 

Rosa Mística, Auxilio de los cristianos,

eres la esencia del amor,

quien hoy frente a mi dice:

“Mira, este es mi Hijo: lo entrego por ti –

así te quiero, así te quiero,

con el mismo amor de mi Hijo; así es como te amamos”.

Dejanos rezar:

No me muevo, Dios mío, a amarte

por el cielo que me has prometido,

ni es el infierno que tanto temo

que me mueve a dejar de ofenderte por ello.

¡Tú me mueves, Señor! Me mueve verte

clavado en una cruz y burlado,

Me conmueve ver tu cuerpo herido,

Me conmueven las afrentas contra Ti y tu muerte.

En definitiva, es tu amor lo que me mueve,

y de tal manera,

que aunque no existiera el cielo, yo te amaría,

y aunque no hubiera infierno, te temería.

No tienes que darme nada para que yo te ame,

Porque aunque no esperara lo que espero,

Te amaría como te amo.

(Soneto a Cristo Crucificado, Anónimo español, anteriormente atribuido a Santa Teresa de Ávila)

 

 

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Publicado en Luz de María de Bonilla, Mensajes.